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Inter Informa – Profesor Jorge Farinacci Fernós – La Gravedad de las Acusaciones Contra Donald Trump

jueves, 14 de enero de 2021
Por; Jorge Farinacci Fernós

El pasado miércoles 13 de enero de 2021, Donald Trump se convirtió en el primer presidente de los Estados Unidos en ser residenciado dos veces. Indudablemente, la acusación que le hace la Cámara de Representantes federal en esta ocasión es sustancialmente más grave que aquella que llevó a su residenciamiento el año pasado.

Digo que esta acusación es más grave por tres razones.

Primero, porque el primer residenciamiento lo acusó de abuso de poder –un concepto considerablemente general- y obstrucción del Congreso. Ambos cargos se basaron en la famosa llamada telefónica del presidente Trump a su contraparte en Ucrania, condicionando una ayuda económica y militar aprobada por el Congreso a que el presidente ucraniano le ayudara a conseguir información dañina sobre su contrincante, Joe Biden. En esta ocasión, la Cámara de Representantes federal acusa al presidente de incitar una insurrección. Los eventos del pasado 6 de enero, evidentemente, suponen un peligro mayor al propio ordenamiento constitucional y democrático de la República estadounidense que la llamada al presidente de Ucrania. Una acusación de insurrección se asemeja a lo que los estados confederados hicieron en 1861 cuando se separaron de los Estados Unidos, iniciando así la Guerra Civil.

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Segundo, porque durante el primer residenciamiento, ni un solo representante republicano votó a favor. Solo contó con el aval de los legisladores demócratas y un exlegislador republicano que había renunciado a dicho partido. En el Senado, solamente un senador republicano, Mitt Romney, votó a favor de remover a Trump en uno de los cargos. En esta ocasión, 10 representantes republicanos votaron a favor del residenciamiento de Trump. Es la cantidad más alta en la historia de los Estados Unidos en términos de integrantes del mismo partido del presidente residenciado. Y ya son varios los senadores republicanos los que han comunicado su inclinación a favor de remover al presidente.

Y tercero, porque la acusación de insurrección contra el presidente permitiría al Senado impedir permanentemente que Donald Trump volviese a ocupar cargo político alguno, sea estatal o federal. Y es que la tercera sección de la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos –adoptada, precisamente, en respuesta a la Guerra Civil y el levantamiento por parte de los estados sureños-, establece que nadie que haya incurrido en insurrección contra la Constitución de los Estados Unidos, habiendo jurado fidelidad a esta, podrá ocupar un cargo político en el futuro. Esto conllevaría la separación permanente de Trump de la estructura política de ese país.

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Los eventos del pasado 6 de enero suponen lo más cercano que ha vivido Estados Unidos a un golpe de Estado en su historia reciente. Trump ha optado por retar directamente el ordenamiento constitucional de ese país, apoyado por un movimiento violento de ultra-derecha. Pronto veremos si ese sistema constitucional logra neutralizar esta amenaza a su integridad, sin tener que repetir lo acontecido en 1861.

 

 

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