
INTER INFORMA / Dr. JULIO FONTANET MALDONADO – El beso caprichoso de Luis Rubiales
martes, 29 de agosto de 2023
Resulta lamentable para los españoles y españolas que una actuación inaceptable del presidente de la Federación de Fútbol de España, Luis Rubiales, haya opacado la celebración del campeonato mundial obtenido por el equipo femenino de España. Si desafortunada fue su actuación de besar sin consentimiento a una jugadora, peores han sido sus argumentos para justificar su conducta, argumentos que fueron cambiando y ampliándose según surgían reclamos públicos de que se le censurara y de que dimitiera a su cargo en la Federación.
Todo comenzó en medio de la celebración en la que tanto la reina como la princesa de España (recuerden que algunos españoles toman en serio las ridiculeces de los títulos de nobleza que en las Américas rechazamos) y el presidente de la Federación saludaban y felicitaban a cada una de las jugadoras. Había muestras de afecto y abrazos, pero, repentina y sorpresivamente, Rubiales le dio un beso en la boca a una jugadora en particular, lo que fue captado en vídeo tanto por prensa como por asistentes al acto.
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entre sí, escribe Julio Fontanet (The Associated Press)
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Al estudiar el vídeo, confirmamos la primera impresión: luego del abrazo, un beso en la boca, el cual es iniciado y ejecutado por Rubiales. Con el vídeo también se confirma que tenía una de sus manos sujetándole parte de la nuca a la joven, por lo que el momento del beso es precedido por el acercamiento que Rubiales hace del rostro de la chica. En el momento en que Rubiales acerca su boca a la de la joven, no hubo una reacción de rechazo de parte de la joven, que, evidentemente, estaba aún bajo el estado de algarabía del triunfo. Inmediatamente, todas las personas que vieron el vídeo o presenciaron el evento en vivo expresaron su molestia de que un hombre con poder y mando ejerciera ambos con un acercamiento de naturaleza física a una persona sobre la cual ejerce autoridad. De eso que vimos se trata, precisamente, el hostigamiento sexual.
El asunto —que, de por sí, es grave— continuó agravándose cuando Rubiales comenzó a dar explicaciones inconsistentes entre sí. Primero, que fue un acto consentido entre dos adultos y, con una manifiesta arrogancia, dijo que no iba a dimitir a su cargo. Cabe destacar que desde un principio la joven dijo, con relación al beso: “No me ha gusta’o”. Mientras, daba la impresión de que el asunto podía mitigarse —no justificarse— con una disculpa genuina fundada en la espontaneidad en medio del júbilo.
El problema se agravó cuando el dirigente deportivo añadió que él le había pedido permiso a la jugadora al preguntarle “¿Un piquito?” (refiriéndose a ese beso corto de labios juntos y boca cerrada) y que ella, alegadamente, le había dicho “vale”. Es decir, autorizándolo. Cabe destacar que la joven niega categóricamente que ese diálogo se diera y del video tampoco surge ese diálogo en particular. Lo que sí se ve de manera indisputada es la presión ejercida por el señor Rubiales para acercar la joven a su cuerpo y a su boca. Como si fuera poco, minutos antes mucha gente vio a este señor agarrándose los genitales en burla al equipo contrario durante la celebración del gol decisivo.
De haber ocurrido en Puerto Rico dicha conducta, constituiría claramente delito de agresión, según contemplado en el Artículo 108 del Código Penal, que protege la integridad corporal de todas las personas de contactos físicos no deseados, como pueden ser, ciertamente, un beso, una palmada en los glúteos o en alguna otra parte del cuerpo.
Quizás el único aspecto positivo de todo este asunto es que conductas similares en el pasado han quedado impunes en el mundo del deporte y, en este caso, no lo ha sido. No es necesario instar una acción penal necesariamente, sino que surja —como ciertamente surgió— el rechazo, no meramente de los españoles y españolas —incluido el presidente de España—, sino de todos los habitantes del planeta. El ganar un título mundial no da derecho a ser un sinvergüenza.
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